domingo, 18 de octubre de 2009

Las reglas del comercio en un mundo globalizado

En todos los deportes se exige a sus participantes que compitan ateniéndose a las mismas reglas. Sería muy injusto que a ciertos equipos se les permitiera jugar con ventaja. Las mismas reglas son válidas tanto para las competiciones nacionales como para las internacionales y cualquier equipo que jugase contra otro de nuestro país sabe que debe atenerse a las mismas reglas y someterse al arbitraje de jueces internacionales que las conocen y las hacen cumplir.

¿Os imagináis que pasaría si a China se le permitiera participar en el mundial de fútbol con 20 jugadores en el campo, tres de ellos porteros? ¿Tendríamos una competición en buena lid? Yo creo que no. Los demás equipos se negarían a participar.

¿Ocurre lo mismo en la economía globalizada?
No. Las condiciones laborales son diferentes en cada países, igual que la fiscalidad, las normas medioambientales, las exigencias en calidad y salubridad. Pero sin embargo todos compiten en un mercado abierto. Lo que permite que algunos países obtengan grandes ventajas competitivas a expensas de otros estados que disponen de normas que protegen a sus trabajadores y ciudadanos de la voracidad competitiva de sus empresas. Pero desgraciadamente no hacen lo mismo con las empresas extranjeras generando desequilibrios injustos e insultantes.

En España existe un Estatuto de los Trabajadores, un salario mínimo y unos convenios sectoriales que rigen el mercado laboral. El estado tiene la obligación de velar por su cumplimiento. Cualquier empresario que quisiera montar una fabrica de zapatos en España y contratar a sus operarios con las condiciones laborales que se aplican en China, se vería rápidamente penalizado por la ley, se le tacharía de explotador y sería denunciado por competencia ilícita. Con toda seguridad le cerrarían la empresa y lo condenarían a fuertes sanciones. En España los trabajadores no pueden renunciar a sus derechos y cualquier contrato que viole las normas establecidas es nulo de pleno derecho.

Sin embargo ese empresario puede ir a China, montar allí su fábrica de zapatos, contratar como le de la real gana, generalmente en condiciones de semi esclavitud, y disfrutar de cinco años de exención fiscal gracias a los convenios bilaterales suscritos con China. Luego meterá sus zapatos en un barco de bandera de conveniencia y los traerá aquí, a España, impunemente, sin que nadie le pueda acusar en ningún momento de competencia desleal. ¿Es justo? ¿Es una competencia en buen lid?

Pero aquí no acaba la historia. El que vende los zapatos en España no es el empresario español. Sería muy estúpido si no arañara todas las ventajas que ofrece la ley para evitar toda transferencia de rentas. Este señor vende los zapatos a un chino que los venderá al por mayor a otros chinos que gozarán también de cinco años de exención fiscal gracias a los convenios bilaterales. De un golpe de libre comercio se deja en la ruina a un sin fin de empresas de fabricación y distribución del sector del calzado, a pesar de sus esfuerzos por mantener la competitividad dentro de su marco legal.

No considero que este sea un mercado justo. Con este manejo ventajoso de las normas internacionales del comercio con el que los países emergentes se apropian de cuota de mercado y rentas de capital, se han cargado la industria del calzado, la juguetería, la bisutería, la construcción de barcos, los baúles para enterrar a los muertos, los chupetes para los bebes, los biberones, los cochecitos para bebe, la electrónica básica, etc. etc.

Otros ejemplo curiosos:

EEUU exige a sus fábricas de cemento estrictas normas medioambientales para proteger la salud de sus ciudadanos. Consecuencia: Las cementeras americanas no pueden competir con las mexicanas y tienen que cerrar enviando a miles de personas a la calle. ¿Es justo?

EEUU exige a los criadores de cerdos y pollos estrictas normas de salubridad y calidad. Consecuencia: Los productores americanos no pueden competir con los exportadores mexicanos y tienen que cerrar enviando a miles de personas a la calle.

Apple, el de la manzana, orgullo de California, se ha gastado un pastón en I+D para desarrollar el iPhone. ¿Donde se fabrica? En China. EEUU se endeuda con China en ciento y pico de dólares por cada iPhone que compran sus ciudadanos. ¿Curioso no? Ni siquiera se benefician de las patentes de software; están registradas en paraisos fiscales. Lo mismo ocurre con la Xbox de Microsoft, los ordenadores de Dell, etc.
Parece una nimiedad pero estos pequeños detalles unidos a otros muchos ayudan a que la relación comercial entre China y EEUU sea de 5 a 1. Y con Europa guarde una relación parecida. ¿Es justo que en América y Europa se hayan perdido tantos puestos de trabajo por permitir que otros paises emergentes jueguen con reglas ventajosas?

¿Perder cuota de mercado y llegar a una situación de déficit en la balanza comercial que significa?
Volvamos otra vez al petróleo, esa materia prima indispensable que no podemos eludir comprar los americanos, los europeos y los japoneses. Piensen ustedes ¿Si no es posible comprarlo con el superávit comercial, como conseguimos comprarlo? Tiene que haber algún truco del almendruco.
Que otras opciones tenemos para obtener dólares y con ellos comprar petróleo.

1- Consiguiendo capitales extranjeros en forma de inversión y depósitos. Cueste lo que cueste y sea de donde sea y como sea. No queda más remedio pues que tolerar la existencia de los paraísos fiscales, recurrir a los fondos soberanos. ¿Hasta cuando?

2 - Endeudándonos.

Tenemos dos formas de endeudarnos.

1 - Emitiendo billetes. Fenomenal, no se tienen que pagar intereses, o mejor dicho, los pagan sus tenedores que en la mayoría de los casos están obligados a recibirlos como retribución de sus servicios o mercancías.

2 - Emitiendo deuda pública.

3 – La prodigiosa ingeniería especulativa del sistema financiero, capaz de multiplicar hasta el infinito la masa monetaria que es equivalente a decir la deuda.

1 comentario:

yo mismo dijo...

Xisco, buenos dias.

buen articulo pero ten en cuenta que los datos de comercio exterior tienen en general un grave error.

Veras. Si enviamos coches de PSA- Vigo a Francia, son importaciones Francesas y Exportaciones Españolas.

En consecuencia, si de Francia nos mandan piezas de coches por valor de 100, y nosotros hacemos coches por valor de 1000 que les devolvemos a ellos para que vendan, esto quiere decir que tenemos un superavit de 900.

El superavit de China no es como el Aleman, tenlo en cuenta, porque en esto estamos como siempre.

En los analisis, se saca el dato de la tabla de superavit y ya no se mira nada mas, y el superavit de China es bastante grande por que es la fabrica del mundo, entonces es normal que sea muy grande.

Pero claro, hay que saber hasta cuanto es real, y eso no es tan sencillo.